Maruja Mallo

Orígenes

Maruja Mallo, nació en Viveiro, Lugo el 5 de enero de 1902.

Su padre trabajaba en aduanas, por su profesión la familia debía de trasladarse con cierta frecuencia.

Desde pequeñita ya despuntaba su afición por el dibujo, en Avilés empezó a tomar clases particulares y en la Escuela de Artes y Oficios.

La familia traslada nuevamente su domicilio en Madrid en 1922, ingresando en la Real Academia de Artes de San Fernando y la Academia Libre de Julio Moisés.

Detalle del retrato ilustrado de Maruja Mallo, realizado en acuarela

En Madrid

En estas instituciones conoció a los componentes de la generación del 27, a María Zambrano, Gregorio Prieto, Concha Méndez, a Rafael Alberti, con quién tuvo una relación sentimental.

Formo parte del grupo la Cofradía de la Perdiz, juntamente por Dalí, Buñuel y García Lorca.

Salvador Dalí le procesaba un gran cariño y simpatía, influyéndose mutuamente en su obras. Dalí la calificaba como “mitad ángel, mitad marisco”.

Era asidua a cafés, tertulias, el Lyceum club Femenino.

Su espíritu moderno y transgresor la llevó a pertenecer al grupo de mujeres sin sombrero, y en la visita de Santo Domingo de Silos, recinto que era obligatorio acceder con falda, improvisó un pantalón con la cacheta de Dalí, aclamando “al primer travestido invertido”.

Trabajo como profesora de dibujo en varias escuelas, la más destacada fue el proyecto de la Escuela de Vallecas, mezclaban la plástica con la poesía, potenciada por el escultor Alberto Sánchez y el pintor Benjamín Palencia.

Además participaba regularmente en varias publicaciones como es el caso de la Revista Occidente, la Gaceta Literaria, también realizó varias portadas de libros.

Su gran amistad con Ortega y Gasset le permitió exponer, en la primera y única exhibición que se organizó en la sede de Revista Occidente.

Estancia en París

Al año de romper su relación con Alberti, obtuvo una pensión para formarse en París de la Junta de Ampliación de Estudios.

Allí coincidía en las tertulias con Paul Éluard y André Breton padre del movimiento surrealista. Entre otras figuras.

En 1932 expone sus primeras obras surrealistas en la Galería Pierre, Bretón le compra la obra Espantapájaros y la introduce en su circulo de amistadas conociendo a Picasso, Jean Cassou, entre otros.

Regreso a Madrid – Estalla la pesadilla

En 1933 regresa a Madrid con gran un gran éxito profesional que le permite exponer sus cuadros en Londres, París, Barcelona y algunas ciudades de Latino América.

Vuelve a su tarea de docente en el Instituto Arévalo, en el Instituto Escuela de Madrid, y en la Escuela de Cerámica, también de Madrid.

Participa activamente en la Sociedad de Artistas Ibéricos.

Colabora con Miguel Hernández en varias composiciones del poeta, la más destacada, tal vez, fue Los hijos de la piedra. Su relación profesional les lleva a un romance.

Gran comprometida con la República, el estallido de la Guerra Civil le sorprende en Galicia participando en la Misiones Pedagógicas.

Por miedo a la represión, pasa a Portugal y con la escusa de exponer obra suya en Buenos Aries, se traslada a dicha ciudad, ayudada por Gabriela Mistral, embajadora de Chile en Portugal.

Exilio

Durante 25 años de exilio que Maruja vivió en Latino América, cosechó grandes éxitos, participó en publicaciones, trabajo como escenógrafa, sus obras fueron expuestas en París, Nueva York, Brasil y Buenos Aires.

Entre sus amistades más destacadas aparece Pablo Neruda y Alfonso Reyes, embajador de México.

En 1942 se publica una biografía de Maruja Mallo con texto introductorio de Ramón Gómez de la Serna.

Su Regreso a España

Con mucho miedo y aún con Franco al poder regresa a España en 1962.

El franquismo había hecho desaparecer del imaginario colectivo la figura de Mallo, volvió y nadie que no fuera de su “mundillo” la recordaba.

Se volvió abrir camino nuevamente exponiendo en la galería Mediterráneo, trabajando el la Revista Occidente.

Fue asidua en tertulias y cafés, en 1979 se realizó una exposición antológica de su obra, participó en la primera edición de Arco en 1983, levantando gran expectación entre el público asistente.

Sus últimos años

Fijó su lugar de residencia en Madrid capital.

Se convirtió en un icono de la Movida Madrileña.

Su espíritu curioso, ávido de aprender y experimentar le llevaba a participar en cualquier actividad cultural relacionada con el arte.

Podía encontrarse en una inauguración del Museo del Prado, en una inauguración de Andy Warhol en la galería Fernando Vijande, o en un curso sobre surrealismo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Sus últimos años de vida los vivió en una residencia de Madrid, con las visitas de sus sobrinos que le llevaban material artístico novedoso.

En la pared de su habitación realizó un mural.

Esta mujer sin igual nos dejó un 6 de febrero de 1995.

https://www.youtube.com/watch?v=Wb2HXDael7I

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